En la localidad bávara de Geretsried, la empresa canadiense Eavor Technologies prueba un nuevo método para obtener energía geotérmica. Este proyecto no busca depósitos naturales de agua caliente, sino que construye un circuito cerrado artificial bajo tierra. El sistema funciona como un gran intercambiador de calor que aprovecha la temperatura del subsuelo profundo.


El sistema opera como un radiador subterráneo

La tecnología, denominada Eavor-Loop, consiste en perforar dos pozos verticales conectados por varios conductos horizontales a gran profundidad. Un fluido de trabajo circula por este circuito cerrado, se calienta con el calor de la roca y regresa a la superficie. Allí, una planta termoeléctrica convierte esa energía térmica en electricidad sin extraer agua ni vapor del subsuelo.

Este enfoque resuelve limitaciones tradicionales

Los sistemas geotérmicos convencionales necesitan yacimientos específicos con agua caliente y permeabilidad natural. El circuito cerrado de Eavor evita ese requisito, lo que permite implementarlo en más ubicaciones. También reduce el riesgo de que los pozos pierdan presión o de provocar microsismos, problemas asociados a algunos proyectos de estimulación hidráulica.

Parece que el futuro de la energía no solo está en mirar al sol o al viento, sino también en construir tuberías de calefacción realmente profundas. Una idea que, aunque suene a ciencia ficción, ya está bajo los pies de un pueblo bávaro.