El Laboratorio de Investigación del Ejército de EE.UU. desarrolla a RoMan, un robot terrestre con brazos. Su función principal es manipular objetos en espacios no estructurados, como zonas de desastre. Para esto, el robot percibe su entorno con sistemas avanzados que le permiten identificar y agarrar elementos de formas irregulares, desde troncos hasta escombros de construcción. Esta capacidad es clave para tareas como despejar rutas o retirar obstáculos peligrosos sin exponer a personal humano.


Su sistema percibe y planifica el movimiento

RoMan no solo ve objetos, sino que los comprende en tres dimensiones. Sus sensores, que pueden incluir cámaras y lidar, generan un mapa detallado del terreno y de los elementos que hay en él. Un software especial procesa estos datos para calcular cómo agarrar cada objeto de forma segura y eficiente. El robot decide la fuerza que debe aplicar y la trayectoria que deben seguir sus brazos robóticos para mover escombros sin dañar su propio hardware o causar más derrumbes.

Sus brazos ejecutan tareas de manipulación precisa

Los brazos manipuladores de RoMan están diseñados para imitar el rango de movimiento y la versatilidad de un brazo humano, pero con mayor fuerza y resistencia. Pueden adaptar su agarre según la forma del objeto, ya sea para rodar un tronco pesado, empujar un vehículo o recoger con cuidado restos metálicos afilados. Esta destreza física, guiada por su percepción inteligente, es lo que le permite operar en escenarios reales donde el entorno cambia constantemente y no está ordenado.

Aunque es un experto en limpiar el camino de escombros, por ahora aún no puede recoger los cables y herramientas que dejan olvidadas sus operadores humanos en el campo de pruebas.