Un informe de The Financial Times revela que varias grandes empresas tecnológicas están acumulando una deuda significativa para financiar su infraestructura de inteligencia artificial, pero manteniéndola fuera de sus balances generales. Meta, xAI, Oracle y CoreWeave lideran esta tendencia al crear vehículos de propósito especial, conocidos como SPV, que asumen los préstamos necesarios para construir centros de datos. Esta estrategia les permite proteger sus estados financieros oficiales de los riesgos asociados a estos grandes desembolsos de capital.


Inversores de Wall Street financian la apuesta

La operación mueve más de 120.000 millones de dólares, una suma que proviene principalmente de grandes gestoras de inversión y bancos de Wall Street. Instituciones como Pimco, BlackRock, Apollo, Blue Owl Capital y JPMorgan aportan tanto capital como deuda a estos vehículos especiales. Este modelo permite a las tecnológicas escalar rápidamente su capacidad de procesar datos para IA sin deteriorar sus propias métricas de endeudamiento, aunque traslada el riesgo financiero a estos fondos de inversión.

La estrategia genera dudas sobre la estabilidad financiera

Expertos y reguladores comienzan a mostrar preocupación por la estabilidad del sistema si la burbuja de expectativas en torno a la IA se desinfla. Al ocultar la magnitud real de la deuda contraída para esta carrera tecnológica, se dificulta evaluar la solvencia real de estas compañías. Este escenario recuerda a crisis financieras pasadas donde el riesgo, al estar fuera de balance, no se percibió a tiempo.

Parece que la lección de que la deuda no desaparece, solo se esconde, es un ciclo que se repite, ahora con servidores y algoritmos como protagonistas.