La idea de un transmisor cuántico, capaz de enviar información mediante estados cuánticos de partículas como electrones o fotones, ha sido objeto de mucha especulación en la física y la informática cuántica. Sin embargo, los expertos coinciden en que construir un dispositivo práctico de este tipo enfrenta barreras significativas tanto tecnológicas como fundamentales.


Problemas de coherencia y decoherencia

Uno de los mayores desafíos radica en la coherencia cuántica. Los estados cuánticos son extremadamente sensibles al entorno y pueden perder su información a través de la decoherencia, un fenómeno que ocurre cuando interaccionan con partículas externas. Esto hace que mantener la integridad de los datos durante la transmisión sea prácticamente imposible a escalas prácticas.

Limitaciones de la no clonación y el entrelazamiento

Otra barrera es el teorema de no clonación cuántica, que impide copiar un estado cuántico desconocido. Esto significa que, a diferencia de las señales clásicas, no se puede amplificar ni retransmitir fácilmente. Además, aunque el entrelazamiento cuántico permite correlaciones instantáneas entre partículas, no permite transmitir información más rápido que la velocidad de la luz, limitando severamente su uso como canal de transmisión.

Estado actual de la investigación

Actualmente, los experimentos de comunicación cuántica, como la transmisión de qubits a través de fibras ópticas o satélites, son extremadamente limitados en distancia y eficiencia. Aunque sirven como pruebas de concepto y para protocolos de criptografía cuántica, aún están muy lejos de constituir un transmisor cuántico práctico para aplicaciones comerciales o masivas.

La idea de un broadcaster cuántico práctico choca con las leyes fundamentales de la física y las limitaciones técnicas actuales. Por ahora, los esfuerzos se concentran en la comunicación cuántica segura y en la mejora de la transmisión de qubits a corta distancia, pero un sistema de transmisión cuántica masivo y funcional permanece fuera de alcance.