La plataforma de entrega de comestibles Instacart finaliza un programa piloto que usaba inteligencia artificial para fijar precios. Este sistema experimental hacía que productos idénticos mostraran costes distintos para diferentes clientes. La compañía tomó esta decisión después de recibir críticas de varios legisladores y de que un estudio académico señalara esta práctica.


El sistema generaba discrepancias en los precios

La prueba, denominada precios de cliente, se basaba en un algoritmo de IA que analizaba múltiples factores para personalizar los costes. Esto resultaba en que dos usuarios, al ver el mismo artículo en la misma tienda y ubicación, podían encontrar valores diferentes. Instacart argumentó que el objetivo era aprender cómo optimizar sus ofertas y descuentos, no cobrar de más.

La presión política y un estudio precipitaron el fin

Senadores estadounidenses enviaron una carta a la empresa expresando su preocupación por una posible discriminación en los precios. Casi al mismo tiempo, investigadores de la Universidad del Sur de California publicaron un análisis que documentaba estas variaciones de precio. Ante esta combinación de escrutinio público y académico, Instacart optó por terminar la prueba de manera permanente. La compañía afirma que siempre mostró los precios finales con total transparencia antes de que el usuario pagara.

Ahora los algoritmos deberán buscar otras formas de aprender que no impliquen que tu carrito de la compra cueste más que el del vecino por los mismos productos. La equidad en el precio, al menos por ahora, vuelve a ser un valor humano y no una variable de entrenamiento para la máquina.