Un edificio en Pompeya muestra cómo los romanos fabricaban hormigón
Un equipo de arqueólogos descubre en Pompeya un sitio de construcción que se conservó intacto por la erupción del Vesubio. Este hallazgo permite observar directamente los materiales y métodos que los romanos empleaban para fabricar su hormigón. El sitio, una domus en renovación, contiene montones de cal viva, fragmentos de piedra y herramientas, ofreciendo una instantánea congelada en el tiempo del proceso constructivo.
La cal viva se mezclaba en caliente
El descubrimiento clave es la presencia de cal viva, el componente aglutinante, en estado puro y sin mezclar. Esto contradice la teoría previa de que los romanos solo usaban cal apagada. Los investigadores proponen que mezclaban la cal viva con puzolana, una ceniza volcánica, y agua. La reacción exotérmica generaba calor, lo que aceleraba el fraguado y producía un material más duradero y resistente. Esta técnica de mezcla en caliente podría explicar la longevidad de estructuras como el Panteón.
El método explica la durabilidad del hormigón romano
El proceso de mezcla en caliente crea microestructuras únicas, como cristales de calcita que sellan grietas con el tiempo. Esto otorga al hormigón romano una capacidad de autorreparación que los materiales modernos no poseen. Estudiar este método puede inspirar nuevas fórmulas de cemento más sostenibles y duraderas, reduciendo el impacto ambiental de la construcción actual.
Así que, mientras nosotros nos preocupamos por el agrietamiento, los romanos ya habían inventado un hormigón que se curaba solo. Un recordatorio de que a veces la tecnología más avanzada tiene dos mil años.
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