El videojuego Routine, desarrollado por Lunar Software, emplea Unreal Engine 5 para construir su atmósfera de terror en primera persona. El proyecto se caracteriza por una estética retrofuturista que evoca la década de 1980, donde la tecnología analógica como monitores CRT y robots de diseño tosco dominan el entorno. El motor potencia esta visión con sus sistemas de iluminación y renderizado, generando una sensación de opresión constante. La niebla volumétrica y los reflejos realistas en superficies metálicas contribuyen a un mundo que se siente a la vez familiar y profundamente inquietante.


El motor potencia una estética analógica

Aunque Unreal Engine 5 permite un realismo extremo, en Routine se usa de forma estratégica para emular y mejorar una estética de baja fidelidad. Los sistemas de iluminación Lumen iluminan escenas complejas en tiempo real, creando contrastes marcados y sombras profundas que esconden amenazas. La tecnología Nanite gestiona geometría compleja, lo que permite entornos detallados llenos de equipamiento retro. Estos elementos técnicos modernos trabajan para simular la estética visual de una era tecnológica pasada, donde las pantallas parpadean y las máquinas suenan con un zumbido mecánico.

La atmósfera se construye con tecnología moderna

La niebla volumétrica y los efectos de partículas del motor densifican el aire en las estaciones espaciales y pasillos desiertos, limitando la visión del jugador. Los reflejos en tiempo real en consolas metálicas y cascos de robots añaden una capa de verosimilitud a un mundo que de otro modo parecería anticuado. Este contraste entre una presentación visual avanzada y un diseño de assets deliberadamente tosco es fundamental para la identidad del juego. El resultado es una experiencia que aísla al jugador en un entorno hostil y tecnológicamente obsoleto.

El verdadero terror quizás no esté en el robot que te persigue, sino en intentar leer un mensaje críptico en un monitor CRT con aberración cromática mientras huyes de él.