Estos cubos, desarrollados por el MIT CSAIL, carecen de partes móviles externas. En su interior, un volante de inercia gira a gran velocidad. Cuando este volante frena de repente, transfiere su momento angular al cubo entero, lo que le permite saltar, rodar sobre una arista o trepar sobre otro cubo. Se mueven de forma autónoma y se conectan entre sí mediante imanes permanentes dispuestos en sus caras.


Los cubos se unen para formar estructuras complejas

El sistema permite que múltiples módulos trabajen de forma coordinada. Al comunicarse entre sí, pueden organizarse para crear formas útiles. Los cubos pueden ensamblar una silla, una escalera o incluso un puente pequeño. Esta capacidad de reconfigurarse abre posibilidades en entornos dinámicos donde los robots deben adaptar su forma para realizar tareas diferentes.

La investigación busca sistemas robóticos más versátiles

Este proyecto explora un paradigma de robótica modular distinto. Al eliminar brazos articulados externos y simplificar el diseño al máximo, se pretende crear sistemas más robustos y escalables. La visión a largo plazo es desarrollar enjambres de estos cubos que puedan reparar infraestructuras o adaptar herramientas en el espacio, donde la versatilidad es clave.

Quizás el mayor reto no sea que aprendan a construir, sino que decidan no desmontar tu mueble favorito para convertirlo en algo más eficiente.