Un equipo de investigadores desarrolla tatuajes electrónicos basados en grafeno. Estas láminas ultrafinas se adhieren a la piel como un tatuaje temporal y funcionan como sensores biométricos. Su objetivo es medir constantes vitales como la frecuencia cardíaca, la hidratación de la piel o la temperatura corporal de forma continua y no invasiva. La tecnología promete recopilar datos fisiológicos con alta precisión mientras el usuario realiza su vida diaria.


El grafeno permite crear sensores flexibles y transpirables

El material clave es el grafeno, una estructura de carbono de un átomo de espesor. Esta propiedad lo hace extremadamente flexible, conductor y ligero. Los sensores se fabrican depositando grafeno sobre una película de polímero soluble en agua. Al aplicar el dispositivo sobre la piel y humedecerlo, el soporte se disuelve y el grafeno se transfiere y adhiere directamente a la epidermis. El resultado es un sensor casi imperceptible, que se mueve con la piel y no interfiere con la transpiración natural.

La aplicación abarca desde medicina personalizada hasta al deportista

Estos dispositivos pueden transformar cómo se monitoriza la salud. En el ámbito clínico, permitirían un seguimiento remoto y continuo de pacientes crónicos, reduciendo visitas hospitalarias. En el deporte, los atletas podrían optimizar su rendimiento y recuperación con datos en tiempo real durante el entrenamiento. También se estudia su uso para controlar el estrés o la calidad del sueño, integrando la monitorización en la rutina sin necesidad de wearables voluminosos.

Su principal ventaja es la comodidad, aunque aún se trabaja para que resistan duchas prolongadas y para integrar de forma eficiente la fuente de energía y el sistema para transmitir los datos de forma inalámbrica. La idea de un tatuaje que te delate ante tu médico si no sigues las indicaciones podría ser el futuro de la medicina preventiva.