Un híbrido de oso polar y grizzly surge en el Ártico
El cambio climático altera el Ártico y derrite el hielo marino. Esto fuerza a los osos polares a pasar más tiempo en tierra. Allí, su camino se cruza con el de los osos grizzly, que expanden su territorio hacia el norte. Cuando estas dos especies se encuentran, a veces se aparean. De estas uniones nacen híbridos, llamados grolar o pizzly. Su existencia no es un evento aislado, sino un síntoma directo de cómo el planeta se transforma.
El híbrido muestra rasgos de sus dos progenitores
Un grolar suele tener un pelaje que mezcla el blanco del polar con tonos marrones del grizzly. Su cuerpo puede ser más robusto que el de un polar puro, pero menos que el de un grizzly. Su cabeza suele parecerse más a la de un oso polar. Los científicos que estudian estos animales confirman que son fértiles y pueden reproducirse, ya sea con otros híbridos o con individuos de las especies originales. Esto complica la genética y el futuro de ambas poblaciones.
La hibridación natural responde a un hábitat que cambia
Este fenómeno no es ciencia ficción, sino biología en tiempo real. Los osos polares dependen del hielo para cazar focas. Al perder su plataforma de caza, buscan alimento en la costa, donde compiten o se mezclan con los grizzly. La hibridación puede ser una estrategia de supervivencia a corto plazo para algunos individuos, pero a largo plazo amenaza con diluir los genes adaptados al Ártico extremo que definen al oso polar. La historia de esta extraña familia de osos nos permite observar cómo responde la naturaleza cuando presionamos sus límites.
Parece que, en el juego de la supervivencia, la naturaleza también prueba a combinar sus piezas cuando las reglas cambian demasiado rápido.
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