Una erupción volcánica pudo llevar la peste negra a Europa
Un estudio reciente propone que una erupción volcánica masiva en el siglo XIV pudo alterar el clima y crear las condiciones que permitieron que la peste negra llegara a Europa. La investigación, publicada en Nature Communications, sugiere que el enfriamiento global que siguió a la erupción pudo afectar a las poblaciones de roedores en Asia Central, forzando migraciones que propagaron la bacteria Yersinia pestis.
El vínculo entre el volcán y la peste
Los científicos analizaron núcleos de hielo de Groenlandia y la Antártida, donde encontraron evidencia de una gran erupción alrededor del año 1345. Este evento, probablemente en Indonesia, liberó enormes cantidades de azufre a la atmósfera, lo que enfrió el planeta. Este cambio climático repentino pudo diezmar las colonias de gerbos y marmotas en Asia, que son reservorios naturales de la peste, empujando a los roedores infectados a buscar alimento cerca de asentamientos humanos y rutas comerciales.
Cómo se propagó la enfermedad
La teoría indica que las pulgas de los roedores infectados pasaron la bacteria a las ratas negras que viajaban en caravanas y barcos por la Ruta de la Seda. El enfriamiento global también pudo debilitar a las poblaciones humanas por malas cosechas y hambrunas, haciéndolas más vulnerables al contagio. Así, la pandemia que mató a millones en Europa pudo tener su origen en una cadena de eventos desencadenada por un volcán a miles de kilómetros.
La naturaleza a veces encuentra formas terriblemente eficientes de recordarnos lo pequeños que somos, uniendo fuego, hielo y microbios en una sola lección de historia.
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