Un análisis forense reconstruye el fallo de un airbag
Tras un accidente de tráfico, surge la duda sobre si un airbag se desplegó de forma correcta. Para resolver esta incógnita, se inicia un proceso forense técnico. El primer paso consiste en documentar digitalmente el interior del vehículo siniestrado. Se usa un escáner láser como el FARO Freestyle para capturar con precisión la posición exacta del volante, el asiento del conductor y el salpicadero. Este escaneo genera una nube de puntos tridimensional que sirve como base fidedigna del entorno en el momento del impacto.
Se simula el despliegue en el entorno real
Con el modelo 3D del habitáculo ya creado, los investigadores trasladan estos datos a un software de preprocesado como HyperMesh. Aquí se prepara la malla de elementos finitos necesaria para la simulación física. Este modelo se importa luego a un programa de dinámica computacional, como Madymo o LS-DYNA, donde se configura y ejecuta la simulación del despliegue del airbag. El software calcula cómo se infla la bolsa dentro de ese espacio concreto, teniendo en cuenta las obstrucciones reales.
Se compara el resultado con el patrón esperado
La simulación produce un vídeo o una serie de imágenes que muestran la secuencia completa de inflado. Los expertos comparan este patrón generado por ordenador con el patrón de despliegue teórico que el fabricante define para ese modelo de vehículo. También contrastan la simulación con las evidencias físicas encontradas en el coche accidentado, como marcas en el volante o el salpicadero. Cualquier desviación, como un inflado asimétrico, un contacto prematuro con un objeto o un volumen final incorrecto, se identifica como una anomalía que puede explicar el fallo.
A veces, la tecnología más avanzada solo confirma lo que ya sospechabas: que ese golpe en la frente no fue por el airbag, sino por el susto de que no sonara.
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