En las carreteras que rodean Biescas, un pueblo de Huesca en el Pirineo aragonés, circula una historia de terror. Los relatos locales hablan de un fantasma que se aparece a los viajeros nocturnos. Se trata de una joven vestida con un traje de novia que vaga por el asfalto. La leyenda cuenta que esta mujer sufrió un accidente de tráfico mortal el mismo día de su boda. Su espíritu, atrapado entre este mundo y el siguiente, no encuentra paz. Algunos dicen que espera reunirse con su prometido, mientras otros afirman que solo busca ayuda para poder descansar.


Los avistamientos y la experiencia de los testigos

Quienes dicen haberla visto la describen como una figura etérea y pálida, a veces llorando junto a la cuneta o cruzando la carretera de forma repentina. Los encuentros suelen ocurrir en noches de niebla o en tramos solitarios de la red viaria comarcal. Los conductores que pasan por la zona relatan sensaciones de frío intenso, fallos eléctricos en sus vehículos o la visión fugaz de un vestido blanco. Estas narraciones, transmitidas oralmente durante décadas, han convertido ciertas curvas y puentes en puntos de referencia para la leyenda.

El contexto geográfico y la persistencia del relato

El entorno agreste y montañoso de los Pirineos, con sus carreteras sinuosas y a menudo desiertas por la noche, proporciona un escenario ideal para que este tipo de historias arraiguen. La tragedia de una vida truncada en un momento de felicidad máxima resuena con fuerza en el imaginario colectivo. Aunque no existen registros oficiales que confirmen el suceso, la historia se mantiene viva. Cada nuevo testimonio o rumor contribuye a tejer este relato espectral que forma parte del folclore de la comarca del Alto Gállego.

Si decides conducir de noche por Biescas y ves una novia haciendo autoestop, quizá sea mejor no parar. Podrías terminar invitado a una boda para la que nadie quiere confirmar asistencia.