La Variante de Morata de Tajuña es una carretera que no conduce a ningún sitio
En el sureste de la Comunidad de Madrid, una carretera de reciente construcción se detiene de forma abrupta en medio del campo. Se trata de la llamada Variante de Morata de Tajuña, una infraestructura que debía aliviar el tráfico pesado del municipio pero que nunca se terminó. Sus amplios carriles y modernas rotondas contrastan con su destino final: un terraplén de tierra que impide seguir avanzando. Los vecinos la conocen como la carretera a ninguna parte.
Un proyecto que se paralizó por falta de acuerdo
La obra comenzó en 2007 con el objetivo de crear un bypass que desviara el tráfico de la carretera M-204 lejos del casco urbano de Morata de Tajuña. Sin embargo, el proyecto dependía de que la Comunidad de Madrid y el Ministerio de Fomento, ahora Ministerio de Transportes, acordaran quién financiaría y construiría el tramo final que la conectaría con la autovía A-3. Este acuerdo nunca llegó, lo que dejó la vía incompleta y sin utilidad práctica. Desde entonces, la infraestructura permanece abandonada a su suerte.
Un espacio que ahora usan los vecinos de forma distinta
Aunque los camiones no pueden usarla, la variante se ha convertido en un lugar popular para paseos en bicicleta, para correr o para que los jóvenes aprendan a conducir. Su superficie está en buen estado y la ausencia total de tráfico la hace segura para estos usos alternativos. No obstante, su estado de abandono es evidente: la señalización horizontal se borra, la vegetación invade los arcenes y las barreras de seguridad muestran signos de deterioro. Es un claro ejemplo de cómo una inversión pública puede quedar en desuso por problemas de planificación.
La carretera es tan eficiente que, sin importar cuánto aceleres, siempre llegas al mismo punto: el principio.
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