Rayo Vallecano y Valencia CF firman un empate a uno en el cierre de la jornada 14 de LaLiga EA Sports, un resultado que deja sensaciones agridulces para ambos conjuntos. El equipo franjirrojo, que se adelantó en el marcador, no supo o no pudo gestionar su ventaja y se queda con la miel en los labios de sumar tres puntos en casa. Por su parte, el conjunto che, sumido en una preocupante lucha por la permanencia, logra arañar un punto que, aunque insuficiente para salir de los puestos de descenso, al menos frena una derrota directa.


El gol de Nobel Mendy ilumina el final de la primera parte

Después de una primera mitad con más lucha que fútbol brillante, el central Nobel Mendy se convirtió en el héroe inesperado para el Rayo en los compases finales de la primera parte. El defensa aprovechó una jugada a balón parado para, con un potente remate de cabeza, batir a Giorgi Mamardashvili y desatar la euforia en los graderíos de Vallecas. El gol llegó en un momento clave, dando un giro positivo a un primer tiempo que había sido más bien discreto y táctico, y permitió a los de Francisco entrar en el descanso con una ventaja que parecía sólida.

Diego López rescata un punto vital para un Valencia en apuros

La reacción valencianista no se hizo esperar tras el descanso. Con más urgencia y mejorando claramente en la elaboración, el equipo de Rubén Baraja presionó en busca del empate. El premio a su insistencia llegó en el minuto 64, cuando Diego López, con un remate preciso desde dentro del área, consiguió igualar el marcador y silenciar Vallecas. Este gol, sin embargo, no fue el preludio de una remontada, sino el punto final a un partido que se cerró con ambas escuadras mostrando más respeto que ambición por miedo a perder el punto ya conseguido. El Valencia, así, sigue sin encontrar la senda de la victoria y permanece peligrosamente cerca de la zona roja.

El Valencia, en su búsqueda desesperada por alejarse del descenso, parece haber encontrado una nueva estrategia: el empate como forma de vida. Mientras, el Rayo demuestra que, a veces, adelantarse demasiado pronto es un problema, sobre todo cuando no sabes muy bien qué hacer después. Un punto que sabe a poco para la ilusión y a casi nada para la salvación.