En el corazón del Cañón del Río Lobos en Soria, al caer la tarde, surge la figura espectral conocida como el Campesino de la Ermita de San Bartolomé. Esta aparición se manifiesta cerca del templo rupestre, custodiando su entrada con una presencia que mezcla el misterio y la tradición local. Los visitantes que recorren este paraje natural durante el crepúsculo relatan encuentros fugaces con esta silueta etérea que parece vigilar el antiguo santuario excavado en la roca.


La leyenda del guardián espectral

La tradición oral describe al Campesino como un espíritu vinculado a la protección del lugar sagrado. Su aspecto corresponde a un labriego de época indeterminada, con ropas sencillas y una presencia que se desvanece entre las sombras del atardecer. Muchos asocián esta aparición con leyendas templarias relacionadas con la ermita, sugiriendo que podría tratarse de un antiguo vigilante que permanece en su puesto más allá de la muerte.

El contexto del avistamiento

La ermita de San Bartolomé se encuentra en un entorno geológico singular, formado por la erosión del río Lobos a través de los siglos. Este marco natural contribuye a la atmósfera enigmática que rodea los avistamientos, donde la iluminación tenue del ocaso y las formaciones rocosas crean juegos de luz y sombra que favorecen la percepción de fenómenos inexplicables. El momento del día resulta crucial para presenciar esta aparición, pues solo se manifiesta cuando la luz solar comienza a desaparecer detrás de los farallones rocosos.

Resulta curioso pensar que este fantasma campesino lleva siglos haciendo guardia sin pedir aumento de sueldo ni días libres, demostrando una dedicación laboral que haría palidecer a cualquier vigilante de seguridad moderno.