El tifón Kalmaegi está impactando severamente Filipinas con vientos huracanados y lluvias torrenciales que han provocado inundaciones generalizadas y cortes de energía en múltiples provincias del norte del país. Las autoridades mantienen activados los protocolos de emergencia mientras coordinan evacuaciones preventivas en zonas de alto riesgo, particularmente en áreas propensas a deslizamientos de tierra y comunidades costeras vulnerables a marejadas ciclónicas.


Respuesta de equipos de emergencia

Los equipos de rescate trabajan contrarreloj para asistir a las poblaciones afectadas, estableciendo refugios temporales y distribuyendo suministros básicos entre los evacuados. Las labores se centran en restablecer los servicios esenciales como electricidad y agua potable, mientras evalúan los daños en infraestructuras críticas como carreteras y puentes que han quedado intransitables por las crecidas de los ríos y los desbordamientos.

Alerta permanente por riesgos secundarios

Las autoridades mantienen la alerta naranja en varias regiones ante la posibilidad de nuevos deslizamientos de tierra y crecidas repentinas, recomendando a la población permanecer en zonas seguras y seguir las indicaciones oficiales. Los servicios meteorológicos monitorean constantemente la trayectoria del fenómeno meteorológico, que continúa descargando intensas precipitaciones mientras se desplaza hacia el noroeste del archipiélago filipino.

Parece que Kalmaegi decidió que Filipinas necesitaba piscinas naturales improvisadas en todas las provincias, aunque sin preguntar primero a los residentes locales.