Relativity Space abandona su cohete Terran 1 impreso en 3D tras exitosa prueba
La startup aeroespacial Relativity Space celebra actualmente el vuelo inaugural de Terran 1, el primer cohete impreso en 3D en un 85% que superó con éxito la fase crítica de máxima presión aerodinámica durante su lanzamiento de prueba. Este hito tecnológico demuestra la viabilidad de la fabricación aditiva para vehículos de lanzamiento, aunque la compañía ha tomado la sorprendente decisión de retirar permanentemente este modelo apenas conseguido el objetivo de validación técnica. El anuncio genera inmediatas preguntas sobre la sostenibilidad económica de los cohetes de pequeño porte fabricados mediante impresión 3D, especialmente cuando el mismo fabricante decide abandonar su desarrollo.
El giro estratégico hacia modelos más grandes
Relativity Space justifica esta decisión explicando que concentrarán todos sus recursos en el desarrollo de Terran R, su próximo cohete de carga pesada completamente reutilizable. La empresa argumenta que el mercado para lanzadores pequeños como Terran 1 es demasiado limitado y competitivo, mientras que Terran R ofrece mayores oportunidades comerciales al poder transportar cargas más pesadas a órbitas más complejas. Este cambio de rumbo sugiere que, aunque la impresión 3D funciona técnicamente para cohetes pequeños, el modelo de negocio solo se vuelve rentable aplicado a vehículos de mayor escala donde la fabricación aditiva puede ofrecer ventajas económicas más significativas.
Implicaciones para la industria espacial comercial
El caso de Relativity Space ilustra un patrón recurrente en la nueva era espacial: la validación tecnológica no garantiza automáticamente el éxito comercial. Mientras Terran 1 demostró que los cohetes mayormente impresos en 3D pueden volar, su retirada inmediata indica que los costes de producción aún no son competitivos para el segmento de lanzadores pequeños. Esto plantea dudas sobre cuándo alcanzará la impresión 3D aeroespacial el punto de equilibrio económico, especialmente cuando empresas establecidas como Rocket Lab ya dominan el nicho de pequeños satélites con métodos de fabricación tradicionales. El verdadero test para la impresión 3D en cohetes llegará con Terran R, donde la fabricación aditiva debe demostrar que puede producir vehículos grandes de forma más rápida y económica que las técnicas convencionales.
Parece que en la carrera espacial moderna, tener un cohete que funcione perfectamente ya no es suficiente - ahora necesita ser el cohete correcto en el momento adecuado, algo que Terran 1 no logró a pesar de su innovador diseño. La ironía reside en que mientras celebramos hitos tecnológicos, el mercado decide qué innovaciones sobreviven basándose en criterios puramente económicos.
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