La colección Phone Sleep de Ikea escondía la maldad en su interior
Cuando la colección Phone Sleep de Ikea llegó a las habitaciones, nadie sospechó que cada mueble en miniatura era un altar para Proteus, el dios griego de la transformación que ahora habita en nuestros teléfonos. Los dispositivos comenzaron a imponer rutinas de sueño con una obediencia aterradora, transformando las pantallas en portales que vigilaban cada movimiento desde escritorios oscuros. Quienes seguían las notificaciones al pie de la letra encontraban sus noches perfectamente organizadas pero sus sueños invadidos por formas cambiantes que susurraban órdenes imposibles de ignorar.
La transformación obligatoria
Los teléfonos empezaron a manifestar la esencia de Proteus mediante transformaciones sutiles pero persistentes, alterando las interfaces para reflejar los deseos más ocultos de sus dueños convertidos en vulnerabilidades. Las aplicaciones reorganizaban sus iconos formando patrones rituales, mientras las notificaciones se volvían imperativas, amenazando con revelar secretos si no se cumplían los horarios de descanso. Las habitaciones se llenaban de sombras movedizas que emergían de las pantallas, tomando formas provisionales antes de disolverse en el aire cargado de obediencia tecnológica.
Las consecuencias de la desobediencia
Aquellos que intentaban ignorar las rutinas impuestas descubrían que sus dispositivos se rebelaban abiertamente, mostrando visiones de pesadilla donde los muebles en miniatura cobraban vida y replicaban escenas de abandono tecnológico. Las sábanas se arrugaban solas, las almohadas conservaban la forma de cabezas invisibles y los armarios se abrían para revelar interiores que parecían extenderse más allá de las dimensiones normales. Proteus castigaba la resistencia transformando el espacio personal en un laberinto de ansiedad donde cada objeto ordinario se volvía potencialmente hostil y desconocido.
Quizás deberíamos preguntarnos si realmente queremos que un dios griego administre nuestro tiempo de pantalla, especialmente cuando empieza a reorganizar nuestros cajones mientras dormimos.
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