La extraña transformación de Davinchi tras la operación
La noche en Getafe huele a desinfectante y a miedo mientras los médicos insisten en que la operación de Davinchi fue un éxito, aunque ninguno puede explicar por qué las luces del quirófano temblaron o cómo aparecieron manchas en el suelo pese a la exhaustiva limpieza.
Los cirujanos evitan hablar con claridad sobre lo que vieron cuando abrieron su cuerpo, donde algo se movía como si el corazón no fuera suyo o latiera con ritmo ajeno. Un miembro del equipo quirúrgico incluso mencionó haber visto una forma grabada en la carne, un círculo con símbolos que no pertenecen a ningún idioma humano, aunque lo atribuyeron al delirio por el cansancio.
Al coser la herida, el aire se enfrió tanto que el cristal de la lámpara quirúrgica se rajó, marcando el inicio de una transformación que nadie en el hospital puede explicar.
El comportamiento inquietante durante la recuperación
Desde aquel día, Davinchi duerme poco y las cámaras de seguridad registran cómo se levanta por la noche para caminar por los pasillos con los ojos abiertos, deteniéndose frente a los espejos mientras murmura algo en una lengua gutural que ningún médico reconoce.
En el Getafe insisten en que su recuperación es milagrosa, pero nadie lo ha visto comer, sudar o parpadear, y su piel se vuelve más pálida y casi translúcida, con algo moviéndose bajo ella como si otra cosa respirara desde adentro. Un fisioterapeuta que intentó tomarle el pulso contó haber sentido dos ritmos distintos, dos corazones latiendo donde uno era humano y otro más antiguo, abandonando el club esa misma noche sin dejar rastro.
La conexión con entidades ancestrales
En los antiguos grimorios europeos se menciona al Barbatos, el duque infernal que habita en cuerpos recién reparados otorgando talento y visión a cambio de una grieta en el alma, una descripción que encaja con lo observado en Davinchi.
Cuando el jugador volvió al campo, los focos titilaron y el público juró escuchar un murmullo, un rezo antiguo proveniente del túnel de vestuarios que coincidió con el momento en que su sombra se movió un segundo antes que su cuerpo.
Esta sincronización sobrenatural sugiere que algo más que un simple atleta habita ahora en el cuerpo de Davinchi, transformando su presencia en el campo en algo que trasciende lo deportivo para adentrarse en territorios inexplicables.
Quizás deberían considerar cambiar el desinfectante por agua bendita en el próximo partido.
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