El videojuego Slitterhead, dirigido por Keiichiro Toyama, creador de Silent Hill, emplea Unreal Engine 5 para construir su mundo. El motor potencia la atmósfera opresiva de una ciudad asiática densamente poblada, donde el terror surge de lo cotidiano. El equipo busca un realismo perturbador, alejándose de lo sobrenatural explícito para centrarse en transformaciones corporales grotescas y una sensación de inquietud palpable. La tecnología actual permite este enfoque, donde los detalles gráficos sirven para sumergir al jugador en una pesadilla verosímil.


Unreal Engine 5 modela el horror corporal

El motor se usa específicamente para diseñar y animar las criaturas y las mutaciones que definen la amenaza en Slitterhead. Los desarrolladores modelan estas formas con un alto nivel de detalle, aprovechando las herramientas de Unreal Engine 5 para lograr animaciones fluidas y deformaciones realistas. El objetivo es que cada transformación, cada monstruo, no solo impresione visualmente, sino que también comunique una biomecánica creíble y aterradora. La iluminación y los efectos de partículas del motor acentúan estos momentos, haciendo que el horror sea tangible.

La ciudad se vuelve un personaje opresivo

Más allá de los enemigos, Unreal Engine 5 ayuda a dar vida al escenario principal. Las calles nocturnas, los callejones y los edificios abarrotados se recrean con una densidad que busca abrumar. El sistema de iluminación Lumen maneja las luces de neón, las sombras profundas y los reflejos en los suelos mojados, creando una paleta visual que mezcla lo vibrante con lo siniestro. El sonido espacial y el diseño de niveles se integran con este apartado visual para que el jugador perciba la ciudad como un laberinto vivo y hostil, donde el peligro puede surgir de cualquier esquina.

Si el creador de Silent Hill te pone en una ciudad abarrotada, probablemente quieras quedarte en casa... con las luces encendidas.