Cuando un túnel minero se derrumba y atrapa trabajadores, determinar la causa precisa es crucial. Un pipeline forense que emplea tecnología 3D permite investigar estos eventos con gran exactitud. El proceso comienza al escanear el interior de la mina, tanto antes como después del incidente, para generar un modelo digital tridimensional de la realidad. Este modelo secciona la geología compleja y sirve como base para simular cómo se comportan las rocas bajo estrés. El objetivo es esclarecer si el fallo se originó en una discontinuidad geológica imprevista o si el sistema de soporte diseñado para el túnel resultó insuficiente.


El escaneo láser captura la realidad geológica

El primer paso lo ejecuta un escáner láser como el Leica RTC360. Este dispositivo registra millones de puntos de la superficie de las rocas, creando una nube de puntos densa que reproduce la geometría exacta del túnel y sus discontinuidades. Al comparar los escaneos previos y posteriores al colapso, se identifica el volumen de material que se desplomó y las zonas donde falló la estructura. Esta nube de puntos se importa a software de modelado geológico, como Leapfrog, para interpretar y visualizar las vetas, fallas y tipos de roca presentes en el área del siniestro.

La simulación geotécnica prueba las hipótesis

Con el modelo geológico 3D definido, se transfiere a programas de análisis como Rocscience RS3 o FLAC3D. Aquí, los ingenieros simulan las fuerzas que actúan sobre la roca y los soportes del túnel. Recrean las condiciones de esfuerzo previas al colapso para evaluar si la geometría de la excavación, combinada con las propiedades de la roca, superó su resistencia natural. También prueban si el patrón de soportes, como pernos o cerchas, era adecuado. La simulación revela el mecanismo de fallo más probable, aportando evidencia técnica objetiva para la investigación.

A veces, la roca decide que tu diseño de túnel es solo una sugerencia.