En un caso de biología forense, se localiza un nido de ave protegida que ha sufrido daños. Para probar que era un nido activo y que su destrucción constituye un delito, los peritos emplean técnicas de digitalización tridimensional. Primero, escanean todos los fragmentos recuperados en la escena con un escáner de alta precisión como el Artec Space Spider. Este equipo captura la geometría y la textura de cada resto, por pequeño que sea, y genera modelos 3D precisos. Estos datos digitales son la base material de la prueba pericial.


Se ensamblan los fragmentos en un entorno digital

Con los modelos 3D de los fragmentos en el ordenador, el trabajo pasa a software de escultura digital como ZBrush. Aquí, un experto manipula y une las piezas digitales, guiándose por la estructura típica de los nidos de esa especie, que consulta en bases de datos ornitológicas. El proceso es similar a armar un puzle complejo en el espacio virtual. Paralelamente, se pueden procesar fotografías de los restos con Agisoft Metashape para crear un modelo fotogramétrico que sirva como referencia y verificación del ensamblaje digital.

La reconstrucción sirve como prueba visual contundente

El resultado final es un modelo 3D completo y riguroso del nido original. Esta reconstrucción virtual permite visualizar claramente su arquitectura, incluyendo la cámara interior y los materiales usados, lo que evidencia que estaba en uso. Este activo digital se presenta en el juicio como una prueba objetiva y fácil de entender, ayudando al juez o al jurado a comprender la magnitud del daño causado a una especie protegida. La técnica transforma restos aparentemente inconexos en una evidencia sólida.

Así que la próxima vez que veas ramitas en el suelo, recuerda que podrían estar esperando a un perito digital para contarle su historia a un juez.