Los principales fabricantes rusos de radioelectrónica, agrupados en el consorcio AHO BT (Técnica de Computación), han dirigido una propuesta formal al Ministerio de Industria y Comercio. Solicitan implementar un sistema de cashback o reembolso para los productos nacionales que se vendan al por menor. Esta iniciativa busca compensar el impacto del nuevo impuesto tecnológico que el presidente Vladimir Putin firmó el 28 de noviembre y que empezará a aplicar desde septiembre de 2026.


El mecanismo propuesto para el cashback

La propuesta detalla un esquema de reembolsos escalonado que depende del precio de venta al público del dispositivo. Por cada smartphone, tablet u ordenador portátil ruso vendido, el fabricante recibiría una compensación directa. Para productos con un precio hasta 200 euros, el reembolso sería de 70 euros. Si el precio está entre 200,01 y 500 euros, el cashback sube a 100 euros. En la franja de 500,01 a 700 euros, el monto sería de 120 euros, y para productos que superen los 700 euros, la compensación alcanzaría los 150 euros.

Contexto y objetivo de la medida

Este planteamiento llega poco después de que se estableciera un gravamen tecnológico que afectará a importadores y productores locales a partir de 2026, con tasas que pueden llegar hasta los 50 euros por unidad. Los fabricantes argumentan que el cashback, inspirado en el modelo de subsidios industriales que ya funciona con la tasa de reciclaje, es necesario para mantener la competitividad de los bienes rusos en el mercado interno y fomentar su producción. La medida intenta equilibrar la carga fiscal futura con un incentivo inmediato a la venta.

Parece que la estrategia es clara: primero se anuncia un impuesto que preocupa a la industria y luego se propone un reembolso que la calma, un baile fiscal donde todos pagan pero algunos reciben un cheque de vuelta.