El director James Cameron profundiza en la neurociencia para abordar un problema técnico específico del cine 3D. Su objetivo es reducir la fatiga visual y los mareos que algunos espectadores perciben durante las proyecciones. Este enfoque forma parte de su proceso para crear Avatar 3, donde busca que la tecnología inmersiva sea más cómoda y accesible para el público general.


La ciencia detrás de la comodidad visual

Cameron explica que investiga cómo el cerebro humano procesa la información visual en tres dimensiones. Al comprender los mecanismos que causan desorientación, su equipo puede ajustar la cinematografía y el ritmo de edición. La meta no es solo impresionar, sino también garantizar que el público pueda disfrutar de la película durante horas sin molestias físicas.

Un método integral para la innovación técnica

Este proceso va más allá de la filmación e incluye el diseño de nuevos protocolos para renderizar y proyectar las imágenes. El director adopta un papel de investigador, colaborando con expertos para traducir conceptos científicos a decisiones creativas prácticas. Su método refleja una tendencia en la industria donde la frontera entre el arte cinematográfico y la ciencia aplicada se desdibuja para resolver problemas concretos.

Algunos comentaristas bromean diciendo que, después de dominar la exploración submarina y la creación de mundos alienígenas, a Cameron solo le faltaba descifrar el cerebro humano para seguir haciendo películas.