Los centros de investigación como Eurecat desarrollan sistemas automatizados para desmantelar baterías de forma segura y eficiente. Este proceso es clave para recuperar materiales valiosos y gestionar residuos complejos. La automatización permite manipular componentes peligrosos sin exponer a operarios humanos a riesgos. Las líneas robotizadas clasifican, desensamblan y separan las distintas partes de una batería. Así se optimiza el reciclaje y se garantiza una mayor pureza en los materiales que se recuperan.


Los robots ejecutan tareas de precisión y manejan riesgos

Estos sistemas emplean brazos robóticos equipados con herramientas especializadas y visión artificial. Los robots localizan y retiran tornillos, desconectan conectores y extraen módulos o celdas individuales. Pueden adaptarse a distintos modelos y formatos de baterías, lo que es vital ante la rápida evolución de la tecnología. La automatización también permite procesar un gran volumen de unidades de manera constante, algo difícil de lograr con métodos manuales. Se reduce el error humano y se incrementa la trazabilidad de cada componente.

La tecnología impulsa una economía circular para el litio

Al recuperar cobalto, níquel, litio y otros metales de forma eficaz, se reduce la necesidad de extraer nuevos minerales. Esto mitiga el impacto ambiental de la minería y asegura un suministro más estable de materias primas críticas. Los procesos automatizados hacen que el reciclaje sea económicamente más viable a gran escala. Se avanza hacia un modelo donde las baterías al final de su vida útil no son un desecho, sino una fuente de recursos. La investigación continua busca mejorar estos sistemas para que sean aún más rápidos y selectivos.

Parece que los robots finalmente tienen un trabajo que no nos quita a los humanos: desarmar las cosas que nosotros ensamblamos con tanto cuidado y que luego, misteriosamente, ya no funcionan.