El mercado automovilístico europeo muestra una tendencia clara hacia la electrificación, y España se sitúa a la cabeza de este cambio. Durante el primer trimestre del año, el país registra el mayor crecimiento en ventas de coches eléctricos e híbridos enchufables de la Unión Europea. Este impulso contrasta con la desaceleración que se observa en otros grandes mercados del continente, como Alemania y Francia. Los datos indican que la demanda de estos vehículos en España aumenta a un ritmo que supera la media europea, consolidando una transición que ya no es una proyección, sino una realidad en las carreteras.


China es un actor fundamental en la cadena de suministro

Este crecimiento no se puede entender sin considerar el papel de China. La industria automovilística europea depende en gran medida de las baterías y componentes que fabrican las empresas chinas. Muchos de los vehículos eléctricos que se venden en Europa, incluyendo España, incorporan tecnología o piezas procedentes de este país. Esta interdependencia define la estrategia actual de los fabricantes, que buscan asegurar el suministro mientras desarrollan su propia capacidad de producción local para reducir esta dependencia a medio plazo.

El contexto europeo presenta un panorama desigual

Mientras España acelera, otros mercados clave frenan. Alemania, por ejemplo, experimenta una caída significativa en las matriculaciones de coches eléctricos tras eliminar los incentivos a la compra. Esta situación genera un escenario fragmentado en Europa, donde las políticas nacionales influyen directamente en el ritmo de adopción de la movilidad eléctrica. La ausencia de una estrategia armonizada a nivel comunitario hace que el avance sea irregular, aunque la dirección general del sector sigue apuntando hacia la electrificación del parque móvil.

Parece que, en la carrera por la electrificación, algunos países han decidido quitar el pie del acelerador justo cuando otros, como España, pisan a fondo. Una estrategia que, sin duda, mantiene el suspense en el sector.