Tras un evento de granizo intenso, evaluar la integridad de una estructura como el ala de un avión o un campo de paneles solares requiere máxima precisión. Se emplea un escáner 3D portátil, como el Creaform HandySCAN, para capturar la geometría completa de la superficie afectada. Este dispositivo registra cada abolladura con una resolución micrométrica, generando una nube de puntos densa que define con exactitud la topografía del daño.


El software procesa los datos para cuantificar el daño

La nube de puntos se importa a un software de metrología, como GOM Inspect. Aquí se analiza cada impacto individual para medir su profundidad, diámetro y volumen. El software compara la superficie escaneada con el modelo CAD original de la pieza, lo que permite calcular las desviaciones y crear mapas de color que visualizan la severidad de las abolladuras. Estos valores cuantitativos son el insumo fundamental para el siguiente paso.

Un análisis estructural simula la integridad residual

Los datos geométricos precisos de los impactos se transfieren a un entorno de análisis de elementos finitos, como Ansys. En este software, se construye un modelo virtual de la estructura y se aplican las cargas operativas normales, como la presión aerodinámica en un ala o el viento en un panel solar. La simulación calcula cómo se redistribuyen las tensiones alrededor de las abolladuras, identificando puntos de concentración de esfuerzo que podrían iniciar una fisura y comprometer la seguridad.

A veces, la peor consecuencia de una granizada no es el daño inicial, sino descubrir que tu ala favorita ahora tiene más cráteres que la luna y necesita un análisis serio para volver a volar.