La secuela de la película slasher independiente continúa la historia donde la dejó. Winnie the Pooh y Piglet, ahora completamente consumidos por la rabia y el hambre, sobreviven a su primer encuentro con humanos. Deciden que el Bosque de los Cien Acres ya no es suficiente para ellos y empiezan a cazar más allá de sus límites, llevando la carnicería a nuevos lugares. Su violencia escala, atrayendo la atención de las autoridades y de un Christopher Robin adulto, quien debe lidiar con la culpa de haberlos abandonado años atrás y enfrentarse a los monstruos en que se convirtieron sus antiguos amigos.
La trama sigue a Christopher Robin y una investigadora
Mientras los osos aterrorizan a la población, una oficial de policía, la jefa de policía, investiga los brutales asesinatos. Su camino se cruza con el de Christopher Robin, quien regresa al pueblo cercano al bosque. Juntos, comprenden que deben detener a las criaturas que él mismo ayudó a crear de manera indirecta. La película explora los temas de la culpa, el abandono y la corrupción de la inocencia, mostrando cómo los actos del pasado tienen consecuencias en el presente de la forma más sangrienta.
El elenco se amplía con nuevos personajes
Además de los protagonistas, la secuela introduce a nuevos personajes que se convierten en potenciales víctimas o aliados en la lucha contra Pooh y Piglet. La película también promete cameos sorpresa de otros personajes del universo de A.A. Milne, pero reinterpretados bajo la óptica del horror. El tono mantiene la mezcla de gore y un humor negro muy particular que caracterizó a la primera entrema, aunque con un presupuesto y una escala de producción presumiblemente mayores.
Para quienes esperaban un reencuentro emotivo, este Christopher Robin no reparte miel, sino que trata de sobrevivir a una pesadilla que él mismo alimentó. Al final, la pregunta sigue en el aire: ¿quién es realmente el monstruo?
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