Observa y respeta el lenguaje corporal de tu mascota
Comprender cómo se comunica tu mascota es fundamental para convivir. Ellas expresan cómo se sienten mediante su cuerpo, los sonidos que emiten y sus gestos. Observar estas señales te permite saber si están a gusto, si algo las asusta o si necesitan atención. Este conocimiento fortalece el vínculo y ayuda a prevenir situaciones de estrés o conflicto. Es un proceso de aprender a escuchar sin palabras.
Las posturas del cuerpo indican el estado emocional
Un perro con el cuerpo relajado, la cola moviéndose con suavidad y las orejas en posición natural suele estar contento y tranquilo. Si arquea el lomo, baja la cabeza y mete la cola entre las patas, manifiesta miedo o sumisión. Un gato que se frota contra tus piernas y tiene la cola erguida muestra afecto. Si su lomo se encorva, el pelo se eriza y bufa, se siente amenazado y es mejor darle espacio. La posición de las orejas, la cola y la tensión muscular son claves.
Los sonidos y gestos completan el mensaje
Los maullidos, ladridos o ronroneos tienen distintos matices. Un ronroneo fuerte y pausado en un gato a menudo denota bienestar, mientras que uno agudo y corto puede ser una queja. Un perro que gime suavemente puede pedir algo, pero un gruñido profundo es una advertencia clara. Los gestos faciales, como entrecerrar los ojos lentamente en los gatos (parpadeo lento), son señales de confianza. Juntar las orejas hacia atrás o lamerse el hocico repetidamente puede indicar ansiedad.
Interpretar un bostezo como aburrimiento cuando en realidad es una señal de estrés puede llevar a un malentendido épico. Es como confundir un pantallazo azul con un salvapantallas relajante.
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