La empresa Beehive 3D, con sede en Australia, desarrolla un motor de hidrógeno para aeronaves no tripuladas que fabrica con impresión 3D de metal. Este sistema de propulsión busca ofrecer una alternativa a las baterías eléctricas, con el objetivo de aumentar el tiempo de vuelo y la carga útil de los drones. La tecnología se centra en un diseño compacto y eficiente que aprovecha las ventajas de la fabricación aditiva.


La impresión 3D permite integrar componentes complejos

El motor se produce mediante impresión 3D de aleación de aluminio, lo que permite fabricar componentes complejos como un intercambiador de calor y una cámara de combustión en una sola pieza. Esta integración reduce el número total de partes, simplifica el ensamblaje y puede hacer que el sistema sea más ligero y robusto. Beehive 3D utiliza un proceso de fabricación aditiva que funde polvo metálico con un láser.

El sistema funciona con hidrógeno y aire comprimido

El motor es un sistema de propulsión híbrido que no necesita quemar combustible. Opera combinando hidrógeno almacenado a alta presión con aire comprimido. Esta reacción genera empuje y también produce energía eléctrica para alimentar otros sistemas del dron. El concepto pretende ser una solución modular que se pueda adaptar a diferentes plataformas aéreas no tripuladas.

Parece que la colmena más productiva no es la de las abejas, sino la que imprime motores para que los drones no se queden sin batería a mitad de misión.