MIP Mapping es una técnica que optimiza cómo se muestran las texturas en gráficos tridimensionales. Consiste en precalcular varias versiones de una misma textura, cada una con una resolución más baja que la anterior. El motor gráfico selecciona automáticamente el nivel de detalle más adecuado según la distancia del objeto a la cámara. Esto evita que aparezcan artefactos visuales como aliasing o un efecto de parpadeo y ruido en superficies que están lejos. La técnica mejora la calidad visual y también optimiza el rendimiento, ya que la tarjeta gráfica procesa menos píxeles cuando no es necesario el máximo detalle.


Cómo funciona la cadena MIP

El proceso genera una pirámide de imágenes, donde el nivel base (MIP 0) es la textura original a máxima resolución. El siguiente nivel (MIP 1) reduce la resolución a la mitad, normalmente promediando grupos de píxeles. Este proceso se repite sucesivamente hasta crear una versión muy pequeña, de quizás un solo píxel. Cuando el motor renderiza un polígono texturizado, calcula el nivel MIP que mejor se adapta al área que ese polígono ocupa en pantalla. Usar una textura demasiado grande para un objeto lejano desperdicia ancho de banda de memoria y puede causar aliasing. Usar una demasiado pequeña para un objeto cercano produce una imagen borrosa.

Ventajas y consideraciones prácticas

La principal ventaja es que suaviza las transiciones de lejos a cerca y elimina el ruido de alta frecuencia. Además, optimiza el uso de la memoria caché de la GPU, porque las texturas de menor resolución ocupan menos espacio y es más probable que se reutilicen. Sin embargo, puede introducir un ligero desenfoque en las distancias medias, y la transición entre niveles MIP a veces se percibe como un salto sutil en la nitidez. Para mitigar esto, se usa filtrado trilineal o anisotrópico, que interpola suavemente entre los niveles MIP vecinos o muestrea la textura en diferentes ángulos, respectivamente.

Si no usas MIP Mapping, un suelo de mosaicos a lo lejos puede parecer un revoltijo de píxeles parpadeantes que distrae más que un patrón decorativo. Es el clásico efecto moiré que convierte una escena épica en una pesadilla para los píxeles.