Un laboratorio explora usar la tecnología genética contra la malaria
Un ensayo de laboratorio a gran escala con mosquitos Anopheles gambiae arroja resultados positivos para una estrategia de control genético. Los científicos usan una herramienta llamada impulso genético o gene drive para propagar un gen que bloquea el desarrollo del parásito de la malaria en los insectos. Este método busca alterar poblaciones silvestres de mosquitos para que no puedan transmitir la enfermedad, lo que representa un enfoque radicalmente distinto a las medidas actuales.
El mecanismo del impulso genético supera la herencia natural
El sistema está diseñado para eludir las leyes mendelianas tradicionales de herencia. Normalmente, un gen tiene un 50% de probabilidad de transmitirse a la descendencia. Sin embargo, este impulso genético emplea la técnica de edición genética CRISPR para cortar y copiar su propia secuencia de ADN en el cromosoma homólogo. Esto garantiza que casi toda la progenie herede la modificación, lo que permite que el rasgo antimalárico se disperse con rapidez en una población.
Los resultados en jaulas de población muestran una supresión eficaz
En el experimento, los investigadores liberaron mosquitos portadores del impulso genético en jaulas que contenían poblaciones establecidas de mosquitos normales. El gen modificado se propagó con éxito, suprimiendo por completo la población de mosquitos en cuestión de generaciones, ya que el sistema también afecta a la fertilidad femenina. Este es un paso crucial, pues demuestra la viabilidad en un entorno controlado que simula condiciones más realistas que estudios anteriores en pequeños grupos.
La ironía reside en que para eliminar un problema de salud global, primero debemos proteger y diseminar con éxito a los propios mosquitos, pero solo a una versión modificada de ellos que no pueda cumplir su funesta tarea.
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