Dibujar con un único valor tonal simplifica la composición
Este ejercicio fuerza a quien dibuja a tomar decisiones drásticas sobre la luz. Se trabaja solo con tres valores: el blanco del papel, un negro puro y un único gris medio, por ejemplo al 50%. No existen degradados ni escalas intermedias. Cada elemento de la escena debe asignarse a uno de estos tres grupos. Esto obliga a simplificar las formas y a diseñar el dibujo pensando en masas de valor claramente definidas. La clave reside en interpretar la realidad y traducirla a este lenguaje limitado pero potente.
El proceso comienza con una observación analítica
Antes de trazar una línea, se estudia la escena o referencia. Se identifican las áreas de luz plena, que serán el papel blanco, y las sombras más oscuras, que se llenarán de negro. Todo lo que tenga un valor intermedio, sin importar su tono exacto, se agrupa en el único gris disponible. Esta categorización requiere abstraerse de los detalles y los matices para ver solo las grandes masas. Es un entrenamiento para percibir la estructura esencial de la luz y la sombra, más allá de la textura o el color.
La fuerza del ejercicio reside en su limitación
Al eliminar la posibilidad de usar una escala de grises completa, se potencia el diseño de la composición. La imagen gana en claridad y legibilidad a distancia. Este método enseña que una buena representación tonal no depende de la cantidad de valores, sino de su colocación acertada. Se aprende a priorizar y a comunicar la forma y el volumen con el mínimo de recursos. Es un desafío que mejora la capacidad para tomar decisiones gráficas contundentes y efectivas.
El verdadero drama ocurre cuando un objeto tiene un gris del 49% y otro del 51%, y debes decidir a cuál enviar al exilio de las sombras o de las luces.
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