Un testigo declara que percibió un disparo proveniente de una dirección concreta en un entorno urbano complejo. Para verificar su testimonio, se desarrolla un pipeline forense en 3D. Este proceso combina fotogrametría, modelado y simulación acústica para reconstruir el evento sonoro. El objetivo es contrastar lo que la persona afirma haber escuchado con lo que la física del sonido y la geometría de la ciudad permiten.


Se reconstruye la escena con fotogrametría y modelado

Primero, se genera un modelo 3D preciso del área usando Agisoft Metashape para procesar fotografías aéreas o terrestres. Este modelo geométricamente exacto se importa luego a Blender o Unreal Engine. Allí se limpia, se texturiza y se prepara para la simulación, asegurando que todos los edificios, calles y obstáculos relevantes estén representados con fidelidad. Esta réplica digital es la base para analizar cómo se propagan las ondas sonoras.

Se simula la propagación del sonido en el modelo

Con el entorno 3D listo, se usa software especializado como Odeon o EASE. En estos programas, se define la ubicación exacta de la fuente sonora, en este caso el supuesto disparo. El motor de simulación calcula cómo el sonido viaja, rebota en las fachadas, se difracta en las esquinas y es absorbido por diferentes materiales. El resultado es un mapa acústico que predice cómo y dónde se pudo percibir el sonido, incluyendo retardos y cambios por los ecos.

Así que, mientras el testigo solo tenía sus oídos, el forense ahora tiene un modelo que puede hacer que la ciudad hable y confirme o contradiga su historia. La precisión del modelo es clave; un error en una cornisa puede crear un eco fantasma que lleve a una conclusión equivocada.