La empresa Saildrone opera una flota de Vehículos de Superficie No Tripulados (USV) que navegan de forma autónoma para recopilar datos del océano y la atmósfera. Estos drones marinos, conocidos como Saildrone, se enfrentan a condiciones extremas durante misiones que pueden durar meses. Para resistir el entorno salino y permitir actualizar los diseños con rapidez, Saildrone fabrica varios componentes clave mediante impresión 3D.


La impresión 3D optimiza la fabricación de componentes marinos

La compañía emplea esta tecnología para producir monturas de sensores, carcasas para la electrónica y elementos del sistema que gobierna el vehículo. Utilizar impresión 3D les permite crear geometrías complejas que protegen el equipo sensible, garantizan la estanqueidad y resisten la corrosión. Este método de fabricación acelera el proceso de probar nuevos diseños, iterar y desplegar mejoras en toda la flota sin depender de herramientas de moldeo tradicionales.

Los materiales impresos soportan el duro entorno oceánico

Seleccionan filamentos de alto rendimiento como el ASA, que ofrece una gran resistencia a los rayos UV y a la intemperie. Para partes estructurales que requieren más fortaleza, usan composites de fibra de carbono. Esta elección de materiales asegura que los componentes impresos no fallen en medio del océano, donde reparar un dron resulta muy complicado y costoso. La estrategia demuestra cómo la fabricación aditiva se adapta a retos de ingeniería especializados.

Si un barco fantasma del siglo XIX viera estos drones, probablemente pensaría que son veleros poseídos por un espíritu muy meticuloso que solo quiere medir la salinidad del agua.