Li-Fi, o Light Fidelity, es una tecnología que usa la luz visible o infrarroja para transmitir datos. Funciona modulando la luz que emiten bombillas LED a una frecuencia que el ojo humano no percibe. Esto permite crear una red de comunicación inalámbrica de alta velocidad. La luz sustituye a las ondas de radio que emplea el Wi-Fi tradicional. Para que el sistema opere, se necesita una fuente de luz, como una lámpara LED, y un fotodetector en el dispositivo receptor. La información se codifica en rápidos pulsos de luz que el sensor interpreta.


Esta tecnología ofrece ventajas claras frente al Wi-Fi

Una de sus principales características es la velocidad, ya que puede alcanzar tasas de transferencia superiores a las del Wi-Fi común. Al usar el espectro de luz visible, no interfiere con otros sistemas de radiofrecuencia, lo que la hace útil en entornos sensibles como hospitales o aviones. La señal se confina al espacio iluminado, lo que mejora la seguridad frente a accesos no autorizados desde el exterior. Además, puede funcionar en lugares donde las ondas de radio tienen limitaciones, como bajo el agua o en instalaciones industriales con mucho metal.

También presenta desafíos para su adopción masiva

La principal limitación es que la señal de luz no atraviesa paredes. Esto requiere una red de puntos de luz densa para garantizar cobertura, lo que puede encarecer la infraestructura. La comunicación también se interrumpe si algo bloquea la línea de visión directa entre la bombilla y el receptor. Aunque la luz solar no suele interferir, una iluminación ambiental muy intensa puede reducir el rendimiento. Los dispositivos actuales, como teléfonos o portátiles, no integran los fotodetectores necesarios, por lo que se necesitarían adaptadores externos.

Así que, si planeas navegar desde el baño, asegúrate de dejar la puerta abierta para no cortar la conexión.