Las bebidas etiquetadas como zero o light prometen un sabor dulce sin las calorías asociadas al azúcar, atrayendo a quienes buscan opciones saludables para mantener sus dietas. Sin embargo, este atractivo reclamo oculta posibles consecuencias, ya que los edulcorantes artificiales que utilizan pueden alterar la microbiota intestinal y fomentar un mayor anhelo por alimentos dulces, lo que complica los esfuerzos por controlar el peso a largo plazo.


Los riesgos ocultos

Investigaciones recientes indican que estos edulcorantes no solo fallan en promover la pérdida de peso, sino que podrían contribuir a efectos adversos en la salud, como desequilibrios en el metabolismo y un aumento en el riesgo de ciertos problemas digestivos, todo mientras mantienen la ilusión de una elección beneficiosa.

Estudios y evidencias

Varios estudios, incluyendo aquellos publicados en revistas especializadas, sugieren que el consumo regular de estas bebidas no reduce el apetito por lo dulce y podría incluso exacerbarlo, convirtiendo lo que se presenta como una solución dietética en un ciclo contraproducente que afecta la gestión del peso y el bienestar general.

Aunque las bebidas zero se venden como el héroe de la dieta moderna, resulta irónico que, en lugar de saciar, terminen dejando a los consumidores con un sabor amargo de arrepentimiento, como si hubiesen caído en una trampa dulcemente disfrazada.