En el mundo actual de la realidad virtual, los usuarios de gafas autónomas como las Meta Quest se enfrentan a problemas significativos cuando el fabricante decide abandonar el soporte de software para modelos más antiguos, como el Quest 1. Esto significa que estos dispositivos pierden acceso a nuevos juegos y aplicaciones sociales, lo que limita su utilidad y frustra a quienes invirtieron en ellos, mientras que la batería interna y las pantallas comienzan a degradarse inevitablemente con el paso del tiempo.


Impacto en los usuarios

Este abandono no solo afecta el disfrute diario, sino que obliga a los propietarios a considerar actualizaciones costosas, ya que no existe una opción de reemplazo viable para componentes clave como la batería o la pantalla, lo que acelera el ciclo de obsolescencia y deja a muchos usuarios atascados en un hardware obsoleto.

Opciones de mantenimiento

Aunque no hay soluciones oficiales, algunos entusiastas exploran alternativas como baterías externas o modificaciones no autorizadas, pero estas conllevan riesgos y no garantizan el rendimiento original, destacando la necesidad de planificar con anticipación al adquirir dispositivos VR para evitar sorpresas desagradables.

Irónicamente, mientras las Meta Quest prometen mundos inmersivos y futuristas, acaban convirtiéndose en reliquias olvidadas más rápido que un juguete de moda, recordándonos que en la carrera tecnológica, el hardware envejece como un smartphone en manos de un niño travieso.