Los Guanches Gigantes de Canarias
La leyenda de los Guanches gigantes es un fenómeno fascinante donde el sustrato histórico se funde con el mito. Aunque los estudios arqueológicos y antropológicos confirman que los antiguos pobladores de las Islas Canarias eran, efectivamente, individuos de complexión robusta y estatura superior a la media de su época, la tradición oral ha ido más allá. En el imaginario popular, estos aborígenes han trascendido lo humano para convertirse en seres colosales, titanes de las islas cuya fuerza descomunal les permitía esculpir el paisaje a su antojo. Esta magnificación transforma su legado arqueológico en una prueba de su naturaleza sobrehumana, alimentando historias que se cuentan al calor del fuego.
La fuerza que moldea las montañas
Las leyendas describen a estos gigantes como los verdaderos arquitectos del territorio volcánico. Se dice que su fuerza era tal que podían arrancar y transportar enormes rocas basálticas con sus propias manos, apilándolas para crear los misteriosos tagorores o círculos de piedra, y levantando muros ciclópeos que desafían la lógica. Sus hazañas explican, para la tradición, la existencia de yacimientos como la Cueva de los Guanches en Tenerife o las formaciones de Los Roques en Gran Canaria, presentándolos no como meros asentamientos o accidentes geológicos, sino como la obra intencionada de una raza de titanes que dominaba los elementos.
Del mito a la realidad antropológica
El origen de estas historias probablemente se encuentre en un efecto de perspectiva. Los primeros cronistas europeos, de estatura generalmente menor, quedaron impresionados por la altura y el físico atlético de los guerreros guanches, descritos como hombres altos, rubios y de ojos claros en muchos relatos. Este asombro inicial, transmitido y exagerado a lo largo de generaciones, cristalizó en la figura del gigante. Los vestigios que dejaron, como las momias o las herramientas de piedra de gran tamaño, alimentaron la narrativa al ser interpretados por una mentalidad que buscaba explicaciones extraordinarias para realidades que no comprendía del todo, fusionando el respeto por una cultura derrotada con el temor a lo desconocido.
Así que, la próxima vez que veas una roca enorme en Canarias, piensa: ¿es un capricho de la geología o el juguete olvidado de un guanche que necesitaba algo pesado para entrenar?
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