La lucha contra la deforestación ilegal encuentra un poderoso aliado en la tecnología de mapeo tridimensional. Las autoridades ambientales implementan un pipeline forense que comienza con la captura de datos LiDAR desde plataformas aéreas, como aviones o drones, sobrevolando reservas forestales protegidas. Esta tecnología emite pulsos láser que, al reflejarse en la vegetación y el terreno, generan una nube de puntos masiva y precisa. Este conjunto de datos se procesa para construir un modelo 3D digital fotorrealista y métricamente exacto del bosque en su estado actual, capturando la altura, densidad y estructura de la copa de los árboles.


Análisis comparativo y cubicación de la pérdida

El verdadero poder del método reside en la comparación temporal. El modelo 3D recién generado se contrasta automáticamente con modelos de referencia de años anteriores, almacenados en una base de datos geoespacial. Software especializado como CloudCompare permite realizar esta comparativa de nubes de puntos, identificando con exactitud milimétrica las zonas donde la masa forestal ha desaparecido. No solo se delimita el área deforestada, sino que herramientas como FUSION analizan los datos LiDAR para estimar la biomasa y, por tanto, cubicar el volumen de madera extraída ilegalmente, un dato crucial para cuantificar el daño ecológico y el valor del recurso sustraído.

De los datos a la acción operativa y la visualización

La información resultante, georreferenciada en sistemas como QGIS o ArcGIS Pro, se convierte en un mapa de inteligencia operativa. Las autoridades pueden planificar intervenciones sobre el terreno con coordenadas exactas de los claros de tala, accesos y posibles campamentos. Para comunicar los hallazgos de manera impactante a fiscales, jueces o la prensa, el modelo 3D se importa a motores como Unreal Engine. Allí se crean visualizaciones inmersivas y recorridos virtuales que muestran de forma incontestable la transformación del paisaje, haciendo que el bosque silencioso hable a través de sus datos.

Es irónico que la misma tecnología que nos permite crear mundos virtuales tan detallados para escapar de la realidad, sea ahora fundamental para enfrentarnos a la cruda realidad de la destrucción de nuestro mundo real, proporcionando las pruebas que el bosque, por sí solo, no puede presentar en un tribunal.