Un estudio reciente revela que una variante genética antigua, que ha persistido en poblaciones del sur de África durante más de un millón de años, podría haber jugado un papel crucial en la adaptación humana. Esta variante, relacionada con el sistema inmunológico, sugiere que los humanos modernos heredaron rasgos beneficiosos de especies arcaicas con las que se cruzaron, un proceso conocido como introgresión. Los investigadores analizaron genomas contemporáneos y descubrieron que este fragmento de ADN arcaico confirió una ventaja de supervivencia, probablemente al ofrecer una mejor defensa contra patógenos locales. Este hallazgo refuerza la idea de que nuestro genoma es un mosaico complejo, donde el legado de otros homínidos continúa moldeando nuestra biología en el presente.


La huella genética de un pasado remoto

La investigación, centrada en el gen CHD1L, muestra cómo ciertas regiones cromosómicas han resistido el paso del tiempo casi intactas. Los científicos identificaron esta variante específica mediante la comparación de secuencias de ADN de poblaciones khoisan, conocidas por poseer una de las diversidades genéticas más antiguas del planeta, con datos de otros grupos humanos y genomas arcaicos. La persistencia excepcional de esta variante indica que fue objeto de una fuerte selección positiva; es decir, quienes la portaban tenían más probabilidades de sobrevivir y reproducirse. Este mecanismo de "barrido selectivo" es una fuerza poderosa en la evolución, que permite que los rasgos ventajosos se extiendan rápidamente en una población.

Implicaciones para la salud y la historia humana

Más allá de su origen, la variante del gen CHD1L está asociada con una función mejorada en la reparación del ADN y la respuesta inflamatoria. Esto podría explicar por qué ofreció una resistencia clave a enfermedades infecciosas endémicas en África durante milenios. El estudio ilustra que la adaptación no fue un evento único, sino un proceso continuo donde el mestizaje con otros homínidos, como el Homo naledi o grupos aún no identificados, actuó como un reservorio de innovación genética. Cada descubrimiento de este tipo reescribe, en parte, la narrativa de la evolución humana, destacando que somos el producto de una larga historia de intercambios y superación de adversidades ambientales.

Así que la próxima vez que tu sistema inmunológico combata un resfriado, piensa que quizás le debes un agradecimiento a un primo lejano que vivió en África hace un millón de años y cuyo legado genético sigue luchando a tu favor, un verdadero regalo ancestral que no tiene política de devoluciones.