The Plucky Squire presenta una innovadora propuesta visual que combina dos estilos grámicos aparentemente opuestos. El juego alterna de forma fluida entre ilustraciones 2D que emulan las páginas de un libro infantil y entornos tridimensionales fotorrealistas, creando una experiencia visual única donde el personaje principal salta literalmente fuera de las páginas del libro para explorar el mundo tridimensional que lo rodea.


Desarrollo técnico y motor gráfico

Para lograr esta transición técnica tan particular, el equipo de desarrollo ha optado por una solución personalizada. Aunque inicialmente se especuló con el uso de Unity, la implementación final parece basarse en un motor propio altamente especializado que permite esta comunicación constante entre ambos universos gráficos. El sistema gestiona simultáneamente los assets 2D y 3D, sincronizando la iluminación, física y animaciones entre ambas dimensiones para mantener la coherencia visual durante las transiciones.

Detalles artísticos y implementación

El aspecto 2D reproduce fielmente la estética de los libros ilustrados clásicos, con texturas de papel visible, colores planos y trazos que simulan técnicas de acuarela. Al pasar al modo 3D, los mismos elementos adquieren volumetría, materiales físicamente basados y iluminación global, manteniendo sin embargo cierta estilización que evita el realismo fotográfico puro. La transición se realiza mediante efectos de deformación espacial donde las líneas 2D se expanden hacia el espacio tridimensional, requiriendo shaders especializados y sistemas de partículas que simulan el efecto de tinta y papel desplegándose.

Es curioso pensar que los desarrolladores probablemente pasaron más tiempo programando las transiciones entre dimensiones que el propio protagonista dentro de su aventura, demostrando que a veces la magia tecnológica requiere más esfuerzo que la magia de cuento.