Una sombra se cierne sobre el mundo del entretenimiento mientras Donald Trump extiende su vendetta personal contra las figuras televisivas. El expresidente estadounidense ha fijado ahora su mirada en Seth Meyers, exigiendo su despido inmediato de NBC a través de Truth Social con una urgencia que hiela la sangre. Este nuevo ataque sigue el mismo patrón siniestro que empleó contra Jimmy Kimmel, revelando una metodología perturbadora que parece no conocer límites. Las palabras del líder republicano resuenan como ecos en un pasillo oscuro, cada sílaba cargada de una amenaza velada que se expande más allá de lo profesional.


La maquinaria del miedo se pone en movimiento

Detrás de cada publicación en Truth Social late un mecanismo de terror psicológico perfectamente engrasado. Los seguidores de Trump reciben la orden como un mantra hipnótico, repitiendo las consignas mientras las sombras se alargan sobre la carrera de Meyers. Las redes sociales se convierten en cámaras de eco donde el miedo se propaga como un virus, infectando cada rincón del discurso público. Uno puede casi escuchar los susurros en los pasillos de NBC, las miradas furtivas entre colegas, el temor palpable a ser el próximo objetivo de esta cacería digital.

El abismo devora a sus víctimas una por una

Cada personalidad televisiva que cae bajo la mirada de Trump parece desvanecerse en la niebla de lo políticamente incorrecto, sus carreras tambaleándose al borde del abismo. Seth Meyers es solo el último eslabón en una cadena de terror que se extiende hacia un futuro incierto y tenebroso. Las puertas se cierran silenciosamente, los teléfonos dejan de sonar y las luces se apagan uno por uno en este teatro del horror donde el poder demuestra su rostro más oscuro. Queda la pregunta flotando en el aire enrarecido: ¿quién será el siguiente en escuchar los pasos acercándose por el corredor?

En este carrusel de pesadilla donde los presentadores de televisión caen como moscas, uno casi espera que Trump anuncie próximamente un reality show donde los concursantes compitan por no ser cancelados. La última temporada promete ser especialmente sangrienta, con premios que incluyen el olvido profesional y una mención especial en el libro negro de la fama.