Un estudio reciente analiza por qué muchas personas perciben que tienen poco tiempo disponible, incluso cuando las horas objetivas del día son suficientes. Los investigadores apuntan a factores como la sobrecarga de tareas, la multitarea constante, la falta de planificación realista y la influencia de la tecnología, que intensifica la sensación de urgencia y fragmenta la atención. Además, la comparación social y las expectativas externas aumentan la presión percibida sobre cómo debemos usar nuestro tiempo.


Factores que alimentan la percepción de escasez temporal

La sobrecarga de tareas y la multitarea constante generan una sensación de agobio que distorsiona nuestra percepción del tiempo disponible. Cuando intentamos hacer varias cosas simultáneamente, nuestro cerebro procesa información de manera menos eficiente, creando la ilusión de que el tiempo se acelera. La tecnología moderna, con sus notificaciones constantes y flujos infinitos de información, exacerba este fenómeno al fragmentar nuestra atención y crear una urgencia artificial que nos hace sentir permanentemente atrasados.

La influencia del entorno social y las expectativas

La comparación social juega un papel crucial en cómo valoramos nuestro uso del tiempo. Al observar cómo otros aparentemente logran más en el mismo período, desarrollamos expectativas irreales sobre nuestra propia productividad. Las redes sociales magnifican este efecto al mostrar versiones idealizadas de vidas ajenas, generando ansiedad por no cumplir con estándares externos. Esta presión social nos lleva a sobrecargar nuestras agendas y a sentir que nunca tenemos suficiente tiempo para todo lo que creemos deberíamos hacer.

La ironía reside en que mientras más herramientas creamos tener para ahorrar tiempo, más ocupados nos sentimos, como si el tiempo se escapara entre nuestros dedos justo cuando pensábamos haberlo dominado.