El Pantano de Rules, inaugurado en 2004 en Granada, representa una paradoja en la gestión hidráulica española. Aunque su construcción se completó y su vaso se llenó de agua, carece de las conducciones esenciales para distribuir el recurso a los regadíos y poblaciones de la Costa Tropical. Esta situación deja sin cumplir su propósito principal durante años, generando frustración entre agricultores y residentes que esperaban soluciones a la escasez hídrica.


Infraestructura incompleta y sus consecuencias

La ausencia de redes de distribución convierte al pantano en un almacén de agua inaccesible, lo que impide aprovechar su capacidad para riego y abastecimiento urbano. Este vacío infraestructural no solo limita el desarrollo agrícola en la zona, sino que también afecta a la planificación hidrológica regional, dejando en evidencia fallos de coordinación entre diferentes fases del proyecto.

Impacto en la Costa Tropical

La Costa Tropical, que depende en gran medida de la agricultura de regadío como motor económico, sufre las consecuencias de esta infrautilización. Cultivos como los subtropicales, que requieren un suministro constante de agua, enfrentan incertidumbre, mientras las poblaciones locales ven postergadas las mejoras en su abastecimiento. A pesar de las inversiones iniciales, el pantano se mantiene como un símbolo de potencial desaprovechado, con repercusiones sociales y económicas que se extienden más allá de lo puramente técnico.

Es como tener un Ferrari en el garaje pero sin llaves: todos lo admiran, pero nadie puede usarlo para lo que fue diseñado.