Durante mucho tiempo se pensó que dormirse era un proceso paulatino donde poco a poco perdíamos la conciencia, pero investigaciones recientes demuestran que el cerebro cambia de estado de manera instantánea. Este fenómeno ocurre cuando se activan los mecanismos neuronales del sueño, haciendo que la transición entre vigilia y sueño sea más parecida a un interruptor que a un regulador de intensidad.


El cerebro como interruptor biológico

Estudios de neuroimagen revelan que grupos específicos de neuronas en el hipotálamo y el tronco encefálico actúan como un sistema de conmutación cerebral. Cuando estas células alcanzan un umbral crítico de actividad, inhiben abruptamente los centros de vigilia y activan los circuitos del sueño en cuestión de segundos. Esta transición rápida explica por qué a veces no recordamos el momento exacto en que nos dormimos.

Evidencia científica del cambio instantáneo

Investigadores de Harvard monitorizaron la actividad cerebral de voluntarios mediante electroencefalograma de alta densidad, observando que las ondas cerebrales cambian drásticamente en un periodo muy corto. Los patrones de sueño | vigilia muestran una frontera claramente definida, sin estados intermedios prolongados. Esta instantaneidad tiene importantes implicaciones para entender trastornos del sueño como el insomnio o la narcolepsia, donde estos mecanismos de transición podrían estar alterados.

Y pensar que pasamos años creyendo que contar ovejas era útil, cuando en realidad nuestro cerebro simplemente espera el momento preciso para apagarnos como si fuéramos un dispositivo electrónico.