En las noches valencianas circula una inquietante historia entre los conductores y usuarios del transporte público. Se habla de una figura femenina espectral que aparece exclusivamente en las líneas de tranvía después de la medianoche, siempre viajando completamente sola. Los testigos describen a una mujer vestida con ropa de época que sube silenciosamente por las puertas traseras sin interactuar con nadie. Su presencia genera una sensación de frío inexplicable dentro del vagón, aunque ningún pasajero se atreve a dirigirle la palabra durante el trayecto. Lo más misterioso ocurre cuando el vehículo se aproxima a la terminal, momento en el que la enigmática viajera simplemente desaparece sin dejar rastro alguno.


El ritual nocturno de su aparición

Los encuentros documentados coinciden en patrones específicos que alimentan el misterio. La mujer siempre elige asientos cercanos a las ventanas en la parte posterior del tranvía, manteniendo la mirada fija en el paisaje urbano nocturno. Conductores veteranos relatan haberla visto reflejada en sus espejos retrovisores, pero cuando giran la cabeza para confirmar su presencia, el asiento aparece vacío. Lo peculiar es que su manifestación no parece hostil, sino más bien melancólica, como si estuviera cumpliendo con un viaje pendiente. Algunos empleados de EMT aseguran haber registrado las cámaras de seguridad sin encontrar evidencia física, lo que aumenta el enigma sobre su naturaleza.

Teorías sobre su origen y propósito

Las explicaciones populares se dividen entre creyentes y escépticos. Quienes defienden la versión paranormal sugieren que podría tratarse del espíritu de una pasajera fallecida en algún accidente relacionado con el tranvía, condenada a repetir eternamente su último viaje. Los más racionales apuntan a que podría ser una leyenda urbana creada a partir de avistamientos de pasajeras reales con coincidencias fortuitas. Sin embargo, la consistencia de los relatos a lo largo de los años mantiene viva la especulación. Lo único claro es que esta historia se ha convertido en parte del folclore contemporáneo valenciano, transmitiéndose de generación en generación entre trabajadores del transporte y noctámbulos.

Quizás lo más terrorífico de esta historia es imaginarse pagando un billete de tranvía fantasma que ni siquiera incluye servicio de WiFi en el más allá.