En los edificios de oficinas de Madrid circula una leyenda urbana sobre un espíritu femenino que se manifiesta en superficies reflectantes como cristales de fotocopiadoras y espejos de ascensores. Los testimonios describen una figura borrosa que aparece momentáneamente en estos reflejos, siempre con las mismas características: mujer joven con ropa de oficina de los años ochenta. La aparición nunca interactúa con los testigos, limitándose a mostrarse durante breves instantes antes de desvanecerse sin dejar rastro físico alguno.


Origen de la leyenda

La historia parece haberse originado a finales de los años noventa en un edificio de oficinas del distrito financiero de AZCA. Según versiones de trabajadores de la época, una empleada de una empresa multinacional falleció en circunstancias nunca aclaradas cerca de la sala de fotocopiadoras. Desde entonces, comenzaron a reportarse avistamientos esporádicos en diferentes plantas del edificio, expandiéndose posteriormente a otras zonas de Madrid como el Paseo de la Castellana y el complejo empresarial de Cuatro Torres. La coincidencia en las descripciones de testigos que no se conocían entre sí ayudó a popularizar el fenómeno.

Características del fenómeno

Los avistamientos ocurren principalmente en horario laboral, especialmente durante tardes de invierno cuando la luz natural disminuye. La figura no se percibe directamente sino a través de reflejos secundarios, lo que dificulta su captura en fotografías o vídeos. Testigos coinciden en describir una sensación de frío repentino y estática en equipos electrónicos cercanos durante la aparición. Algunos empleados reportan que las fotocopiadoras cercanas al fenómeno muestran anomalías como papeles atascados sin razón aparente o luces parpadeantes.

Curiosamente, nadie ha reportado nunca sentir miedo durante el avistamiento, sino más bien una extraña tranquilidad seguida de confusión al desaparecer la imagen. Algunos sugieren que podría tratarse de un efecto óptico causado por el cansancio laboral, mientras otros defienden la naturaleza paranormal del suceso. Lo cierto es que la leyenda sigue viva en la cultura de oficina madrileña, transmitiéndose de generación en generación de trabajadores.

Quizás la próxima vez que tu jefe te pida hacer fotocopias a última hora, deberías llevar compañía... o al menos revisar bien tu reflejo en el cristal de la máquina.