Esta estructura peatonal se construyó específicamente para el Gran Premio de Europa de Fórmula 1 en el circuito urbano de Valencia. Durante los escasos días del evento, permitía a los espectadores cruzar sobre la pista sin interrumpir las sesiones de entrenamiento y carrera. Su diseño moderno y capacidad para grandes flujos de personas representaba una solución temporal pero necesaria para el desarrollo del acontecimiento deportivo.


Inversión millonaria para uso efímero

El coste de construcción de la pasarela ascendió a varios millones de euros, una cifra considerable para una infraestructura con una utilidad limitada a dos fines de semana al año. Los materiales de alta calidad y el complejo montaje respondían a los estrictos requisitos de seguridad que exige un evento de máxima categoría como la Fórmula 1. Sin embargo, esta ambiciosa obra solo cobraba vida durante la celebración del gran premio, permaneciendo inactiva el resto del tiempo.

Abandono tras la cancelación del evento

Cuando la Fórmula 1 dejó de disputarse en Valencia, la pasarela perdió por completo su razón de ser. Actualmente se mantiene en su ubicación original pero sin ningún uso práctico, convertida en un monumento al despilfarro. El deterioro progresivo de la estructura evidencia el paso del tiempo, mientras los ciudadanos contemplan cómo un proyecto tan costoso se reduce a un simple recuerdo de unas carreras que ya no existen.

Parece que los ingenieros calcularon perfectamente la resistencia de los materiales pero olvidaron incluir en sus planos la variable más importante: la sostenibilidad temporal del proyecto que sustentaba.